By Clínica Maslow
Muchos corredores y pacientes activos acuden a consulta con un dolor persistente en la zona lateral de la rodilla, especialmente al correr, hacer sentadillas o subir escaleras. En la mayoría de los casos, el origen está en la cintilla iliotibial, una estructura sometida a tensiones que, mal gestionadas, provocan fricción y molestias recurrentes.
El verdadero problema no es solo el dolor… sino lo que no ves: desequilibrios musculares que alteran el movimiento. ¿Y si el TFL está trabajando demasiado? ¿Y si el glúteo medio no se activa correctamente?
Sin herramientas objetivas, estas disfunciones pueden pasar desapercibidas, cronificarse y complicar el tratamiento. Con la electromiografía de superficie (EMG) puedes ver exactamente qué músculos están activos, cuáles compensan y cuáles están inhibidos. Incluso cuando la biomecánica parece correcta a simple vista.
¿Quieres aprender a identificar estos patrones en tus pacientes y decidir con datos qué músculo trabajar?
En este post vas a aprender a través de un caso clínico real donde el análisis con EMG fue clave para entender el origen del dolor, planificar el tratamiento y acelerar la recuperación del paciente.
¿Qué es la cintilla iliotibial y por qué puede doler?
La cintilla iliotibial es una banda de tejido conectivo que recorre el lateral del muslo, desde la pelvis hasta la tibia. Su función principal es estabilizar la pierna durante actividades que implican flexoextensión de la rodilla, como correr, hacer sentadillas o bajar escaleras.
Sin embargo, cuando los músculos que se insertan o relacionan con ella no trabajan de forma coordinada, la cintilla comienza a generar fricción contra el cóndilo femoral lateral, provocando inflamación, sobrecarga y dolor.
¿Qué es un desequilibrio muscular y cómo se relaciona con la cintilla?
Un desequilibrio muscular se produce cuando algunos músculos están hiperactivos (trabajan de más) y otros hipoactivos (trabajan de menos). En el caso de la cintilla iliotibial, esto puede causar tracción excesiva, inestabilidad de cadera y fricción repetitiva en la rodilla.
Estos son los patrones más frecuentes que encontramos:
- – TFL (Tensor de la fascia lata): Tiende a estar sobreactivo, generando una tensión continua sobre la cintilla.
- – Vasto lateral: Puede estar hiperactivo, tirando de la rótula y aumentando la presión sobre la rodilla externa.
- – Glúteo medio: Suele presentar déficit de activación, fallando en estabilizar correctamente la pelvis.
Este triángulo de desequilibrio muscular crea el terreno perfecto para la aparición de síntomas.
¿Qué síntomas presenta tu paciente?
Los síntomas del síndrome de la cintilla iliotibial no siempre son claros al inicio, pero suelen evolucionar hacia un patrón muy reconocible:
- – Dolor punzante o ardor en la parte externa de la rodilla, especialmente al correr o subir/bajar escaleras.
- – Tensión en la zona lateral del muslo, que no mejora solo con estiramientos.
- – Sensación de inestabilidad durante zancadas, sentadillas profundas o cambios de dirección.
Y si no se actúa, el dolor puede cronificarse y limitar el rendimiento del paciente.
Valoración con EMG: El caso real de Martín
Martín es un paciente de 32 años. Corredor aficionado, sin antecedentes importantes, pero con un problema que no le dejaba avanzar: dolor constante en la parte externa de la rodilla izquierda cada vez que corría más de 20 minutos o hacía sentadillas profundas.
Llevaba semanas probando estiramientos, foam roller, cambios en el calzado, pero nada parecía funcionar del todo.
Cuando llegó a la consulta, decidimos evaluar su patrón muscular con la EMG de superficie. Queríamos saber, de forma objetiva, qué estaba ocurriendo con los músculos que rodean la cintilla iliotibial.
Paso 1: Evaluación de la sentadilla
Le pedimos a Martín que realizara una serie de sentadillas. Colocamos los electrodos en el glúteo medio, TFL y vasto lateral. Al revisar los datos, lo tuvimos claro:

- – TFL izquierdo hiperactivo (❌)
- – Vasto lateral izquierdo con una activación excesiva (❌)
La cintilla estaba sobrecargada por un patrón de compensación mal adaptado, y lo más importante: no lo habríamos visto sin EMG.
A nivel visual, la ejecución era correcta. El control de movimiento no mostraba grandes alteraciones.
Paso 2: Valoración de la carrera
La siguiente prueba fue aún más reveladora. Colocamos los sensores y analizamos su patrón durante un trote en cinta. ¿El resultado?

✅ Los glúteos medios funcionan correctamente, sin embargo:
❌ TFL izquierdo hiperactivo → Sobrecarga la cintilla iliotibial, aumentando la fricción en la rodilla.
¿Por qué usar EMG para este tipo de casos?
Sin EMG, este patrón habría pasado desapercibido. El análisis permitió:
- – Detectar compensaciones musculares invisibles.
- – Medir objetivamente qué músculos no están funcionando bien durante ejercicios reales.
- – Diseñar una estrategia de tratamiento adaptada a los datos del paciente.
Además, el uso de biofeedback con EMG permite al paciente aprender a activar correctamente sus glúteos y reducir la tensión excesiva del TFL y el vasto lateral en tiempo real.
Conclusión:
La EMG ha demostrado ser una herramienta clave para:
- – Identificar el origen neuromuscular del dolor en la cintilla.
- – Personalizar el tratamiento según el músculo que necesita activarse o desactivarse.
- – Aumentar la confianza del paciente al ver y entender su propio patrón de activación.
¿Quieres aprender a aplicar la EMG en tus valoraciones clínicas?
Nos vemos en el siguiente post 🙂