Imagina que llega a tu consulta un paciente con dolor recurrente en la rodilla. Has probado diferentes tratamientos, pero el problema persiste. ¿Y si el origen no estuviera donde parece?
Sin una evaluación objetiva de la función muscular, es fácil pasar por alto desequilibrios, inhibiciones o compensaciones que pueden estar afectando el movimiento y prolongando el problema.
La Electromiografía de superficie (EMG) te permite ver en tiempo real cómo funcionan los músculos, identificando si están activándose correctamente o si hay alguna alteración. Con esta información, puedes diseñar un tratamiento más preciso y efectivo.
Por cierto, puedes descubrir aquí cómo el equipo de EMG de mDurance puede facilitar tu trabajo y mejorar la evaluación muscular en tu consulta.
En este post vas a aprender los 3 pasos esenciales para evaluar la función muscular y saber si está dentro de la normalidad o presenta alteraciones. Así podrás tomar mejores decisiones y comunicarte mejor con tus pacientes.
Paso 1 – Comparación bilateral
El primer paso para evaluar la función muscular es comparar la actividad entre el lado sano y el lado afectado. Esta comparación te permite detectar asimetrías que pueden indicar compensaciones, debilidades o alteraciones en la respuesta neuromuscular.
¿Por qué es importante?
Un músculo que debería activarse de manera similar en ambos lados, pero muestra una menor activación en el lado afectado, puede estar inhibido o funcionando de forma ineficiente.
Esto suele ser una de las causas principales de alteraciones en el movimiento, sobrecargas en otras estructuras y mayor dificultad en la recuperación del paciente.
Ejemplo práctico:
Un paciente con tendinopatía del supraespinoso en el hombro derecho realiza un ejercicio de rotación externa sin abducción.

Al analizar la actividad muscular con EMG, observas que el supraespinoso derecho (la línea amarilla) muestra un déficit de activación, mientras que el lado izquierdo funciona con normalidad.
Esta información te permite adaptar el tratamiento para activar correctamente el músculo afectado y evitar compensaciones que podrían agravar el problema.
Por cierto, en este post tienes la guía definitiva para valorar las sinergias musculares de una rotación externa de hombro.
Paso 2: Evaluar la sinergia entre músculos agonistas, sinergistas y antagonistas
No basta con saber si un músculo se activa o no; también es clave entender cómo trabajan juntos los diferentes grupos musculares. En este paso, debes analizar la relación entre agonistas, sinergistas y antagonistas para comprobar si el patrón de activación es el adecuado.
¿Por qué es importante?
Si un músculo agonista no se activa lo suficiente o si un antagonista está sobreactuando, el movimiento puede verse alterado, generando compensaciones, sobrecargas y posibles lesiones. Evaluar la sinergia muscular con EMG te permite identificar estos desajustes y corregirlos a tiempo.
¿Cómo hacerlo?
- 1. Define qué músculos deben activarse más (agonistas) y cuáles menos (antagonistas) en el movimiento que estás evaluando.
- 2. Analiza los datos de EMG para comprobar si la activación sigue el patrón esperado.
- 3. Ajusta la estrategia de tratamiento en función de los hallazgos.
💡 Tip: mDurance cuenta con la guía de sinergias más completa para ayudarte a interpretar estos datos y optimizar tu análisis.
Ejemplo práctico:
Un paciente acude a consulta con dolor en el hombro izquierdo. Para evaluar su función muscular, realizas un ejercicio de abducción de hombro y analizas la activación del supraespinoso y el trapecio superior con EMG.
Recuerda que en un patrón de activación normal, el supraespinoso debería activarse más que el trapecio superior: Supraespinoso > Trapecio superior.

Sin embargo, en este caso observas que:
🔹Supraespinoso izquierdo → Déficit de activación ❌
🔹Trapecio superior izquierdo → Sobreactivación ⚠️
Este desequilibrio sugiere que el supraespinoso no está trabajando correctamente, por lo que el trapecio superior está compensando en exceso.
Identificar esta alteración te permite ajustar el tratamiento para reducir la sobrecarga del trapecio y mejorar la activación del supraespinoso, evitando que el problema se cronifique.
Paso 3: Análisis basado en la experiencia
La EMG te proporciona datos objetivos, pero la interpretación de esos datos es clave para una evaluación efectiva. Aquí es donde tu experiencia juega un papel fundamental. Comparar los resultados con patrones previos y casos similares te ayuda a detectar alteraciones de manera más rápida y precisa.
¿Por qué es importante?
Los valores de activación muscular varían entre individuos, por lo que no siempre existe un umbral universal para determinar si un músculo funciona correctamente.
Sin embargo, con la práctica y la comparación con otros casos, puedes desarrollar un criterio clínico sólido que te ayude a tomar mejores decisiones.
Ejemplo práctico:
Un paciente con dolor lumbar realiza un ejercicio de extensión de cadera.

Al analizar los datos de EMG, observas que el glúteo mayor alcanza picos de solo 20 µV, un valor significativamente bajo en comparación con lo esperado. Recuerda que los valores de referencia de un músculo en reposo oscilan entre los 5 y 30µV.
Eso significa que has identificado un déficit de activación del glúteo mayor ❌
Este resultado, sumado a tu experiencia previa, te permite confirmar que el glúteo no está activándose correctamente, lo que podría estar contribuyendo al dolor lumbar. Con esta información, puedes ajustar el tratamiento para mejorar su activación y reducir la sobrecarga en otras estructuras.
Conclusión
Detectar alteraciones en la función muscular es clave para optimizar la recuperación de tus pacientes. Siguiendo estos tres pasos esenciales —comparación bilateral, análisis de sinergias musculares y aplicación de la experiencia clínica—, puedes obtener una evaluación más precisa y tomar mejores decisiones terapéuticas.
La EMG te proporciona datos objetivos que complementan tu valoración clínica, permitiéndote detectar déficits de activación, compensaciones y desequilibrios musculares con mayor fiabilidad.
Incorporar la EMG en tu práctica te ayudará a personalizar aún más tus tratamientos, evitando enfoques basados en suposiciones y asegurando que cada intervención responda a la realidad funcional del paciente. Con una evaluación detallada, corriges patrones de activación inadecuados, mejoras la prevención de lesiones y aceleras la recuperación, mejorando la efectividad de tus terapias.