Seguro que alguna vez has pensado en comprar un electromiógrafo. También es probable que te hayan asaltado algunas dudas:
- ¿Lo voy a rentabilizar?
- Si ya valoro con ecografía o utilizo otros tests de valoración, ¿Necesito de verdad un electromiógrafo?
- ¿Me aportará valor real en mi centro o con mis clientes?
La realidad es que aunque tengas buenos tratamientos o seas bueno entrenando, si no tienes en cuenta el sistema neuromuscular pocas veces vas a recuperar correctamente a tu paciente.
Por eso, voy a darte 3 cualidades que deberías tener si estás pensando en comprar un electromiógrafo y aún tienes dudas.
Consigue que tus valoraciones sean tan avanzadas como tus tratamientos
1️⃣ Compromiso con la valoración y el razonamiento objetivo.
Tienes que obsesionarte con esto. Un fisioterapeuta, un entrenador, un preparador físico… debe ser un experto en valoración y punto. ¿Por qué? Porque tu valoración va a condicionar tu plan de recuperación.
El profesional que usa mDurance sabe que no vale sólo con saber cuánto le duele al paciente, o que tiene menos movilidad articular. Sabe que tiene que buscar el origen y que ese origen es clave para condicionar la recuperación.
Te pongo un ejemplo: ¿tratarías igual a un paciente que tiene una inhibición que a uno con exceso de actividad? Los dos pueden tener menor movilidad en la articulación, pero puede ser por causas muy diferentes. El primero puede necesitar un plan de recuperación activo y el segundo podría comenzar su recuperación con técnicas pasivas.
2️⃣ Detallista con tus clientes, te encanta individualizar tu trabajo.
La segunda cualidad viene al hilo del último ejemplo. Si quieres usar electromiografía tienes que tener muy claro que quieres individualizar tus recuperaciones. Otro ejemplo buenísimo (lo explico mejor en el post de Biofeedback extensión de cadera): Imagina que tienes un paciente con una inhibición en su glúteo mayor con respecto a la actividad que tiene en su zona lumbar cuando hace una extensión de cadera.
Lo primero que puedes pensar es que es un caso simple, porque le pides que se concentre y active su glúteo cuando haga el movimiento y listo. Sin embargo, fíjate qué ocurre cuando lo hace. Resulta que su glúteo no sólo se activa menos sino que su espalda tiene una coactivación mayor. Empeora su sinergia lumbo-pélvica! Por lo tanto, si no te obsesionas con individualizar y medir, no controlas lo que haces.
3️⃣ Eres perfeccionista y atento. Tienes claro que medir la progresión reduce el riesgo de recaídas.
Esto también es clave. ¿Cómo das de alta a tu paciente? ¿Qué criterio usas para cambiar de fase en una recuperación? El más habitual, si consultas con tu entorno, es cuando el paciente decide no volver porque ya se siente mejor o quizás porque no ha funcionado la recuperación.
Sin embargo, la mayoría de las lesiones MSK son el resultado de la pérdida de unidades motoras (activación muscular) y de patrones de activación alterados (sinergias musculares).
Medir la actividad muscular es imprescindible para tomar buenas decisiones para el alta del paciente o el return to play. Cuando mides estas reduciendo riesgos. Te pongo un ejemplo, ¿Qué es mejor, esta simetría o esta otra?
¿Lo tienes claro verdad? Pues es la simetría de un jugador profesional de fútbol de la Premier que regresa de una lesión LCA y ya tiene la misma fuerza y movilidad en ambas piernas. Desde luego, es un factor de riesgo importante que tienes que tener en cuenta.
Lamentablemente, aún hay profesionales que siguen sin conocer los beneficios de contar con un electromiógrafo en su trabajo. En este post te cuento por qué si aún no trabajas con EMG es probable que estés cometiendo un error de base en tu valoración.
Por último, ¿quieres saber si la EMG es fácil de entender? Descúbrelo con nuestra Guía básica (con ejemplos) de interpretación de la electromiografía.
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